Cortes en Meridiana y la violencia institucional

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Aquellos que como yo vivimos la Transición muy jóvenes, siempre hemos considerado que la libertad de expresión y el derecho de manifestación debían estar al servicio de causas justas. Incorporado al mundo del trabajo muy jovencito, la muerte de Franco me pilló ya comprometido con la causa de la democracia y de la clase trabajadora. Asistí a las grandes manifestaciones del 1 y 8 de febrero de 1976, en Barcelona, por la democracia en España. A lo largo de mis casi cuarenta y siete años de vida laboral –aun no me he jubilado– he sido delegado sindical unos ocho años, he participado en múltiples manifestaciones donde cortar el trafico era una manera de llamar la atención sobre los problemas de los trabajadores, manifestaciones de un día y un tiempo limitado normalmente –siempre rechacé los intentos de algunos grupúsculos violentos de apropiarse de las manifestaciones pacificas de los trabajadores–. Asistí a la gran manifestación del 8 de octubre de 2017 contra del secesionismo.

En Barcelona hemos sufrido violentas manifestaciones alentadas desde el secesionismo, las imágenes están en la retina de todos y en Internet. En 2017 con los graves actos que acabaron en sentencia por sedición, en 2019 en la semana del 14 al 18 de octubre y en febrero de este año, 2021, a cuentas del encarcelamiento del violento Pablo Hasel, al que tuve el disgusto de conocer en su día.

Es evidente que todo el procés está empapado de violencia institucionalizada o al menos alentada desde unas instituciones que deberían estar al servicio de todos los ciudadanos de Cataluña. El grado de violencia responde a estrategias diseñadas desde las altas instancias del secesionismo que son los mismos que detentan el poder autonómico, se apelliden Pujol, Mas, Puigdemont, Jonqueras, Torra o Aragonès.

Sin embargo esta estrategia violenta ha venido acompañada desde octubre del 2019 hasta nuestros días de otro tipo de manifestación, que implica otro tipo de violencia, más soterrada y psicológica: Son los casi 500 cortes que a diario se realizan en la Avenida Meridiana de Barcelona entre las 19:30 y 21:30. Los convoca la ANC, aunque para la ocasión han constituido un grupo autodenominado “Meridiana Resisteix”.

Los cortes en Meridiana conculcan los derechos de los vecinos de Nou Barris y Sant Andreu, zonas de trabajadores, zonas donde el secesionismo sale derrotado elección tras elección (sobre todo en Nou Barris). Los cortes son una suerte de gota malaya para hacer entender a los charnegos que somos clases subalternas en el proyecto nacional-secesionista. Somos la rana en la olla calentada lentamente bajo la amenaza continua de subir el fuego y achicharrarnos.

En diciembre de 2020 constituimos la plataforma vecinal Meridiana Sin Cortes y desde la primera concentración del 9 de diciembre hemos realizado varias concentraciones y posteriormente convocamos manifestaciones de vehículos que impidieron los cortes durante 2 semanas. Del 23 al 30 de julio volveremos a impedirlos.

El delirio de los manifestantes es mantener los cortes hasta que se amnistié a 3.000 supuestos héroes del procés y se consiga la independencia.

¡Los delirios totalitarios nunca son causa justa!

Vicente Serrano

Miembro de Meridiana Sin Cortes y de la Junta de la asociación Alternativa Ciudadana Progresista

Publicado en El Mundo de Catalunya

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