El pasado jueves presentaba mi libro (*) en el Ateneo Dignidad de Barcelona. En el coloquio constatábamos, junto a mi prologuista, Miguel Candel, y al público, que la democracia es algo más que votar cada cierto tiempo, algo más que un sistema electoral.
Se argumentaba la necesidad del acceso de todos los ciudadanos a la información y a la formación como medio imprescindible de partir de una igualdad de conocimiento de las opciones para poder ejercer la libertad de elección.
En la Constitución Española, artículo 20, se garantiza el derecho a la información con un redactado algo críptico, lo que permite a la LOREG (ley electoral) restringir el acceso a los medios de comunicación públicos a las opciones políticas sin representación previa y ponderar la presencia de los que la tienen en función de aquellos resultados; los privados siguen una senda aun más selectiva. Este hecho que establece una discriminación en el derecho a recibir información de los electores, viene a definir un sistema de privilegios similar al que la herencia establece entre los ciudadanos, una suerte de capitalización de votos previos cuya vigencia ha caducado. Este aspecto, al que dedico un apartado en el capítulo 5º de mi ensayo, es preciso reformarlo si queremos construir un sistema más justo.
Pero, como mis contertulios afirmaban, aun así, la democracia va más allá de esa necesaria reforma. Sobre todo cuando observamos que las oligarquías, que habitualmente parecen no interferir en temas electorales o al menos lo hacen de forma subliminal, dan un puñetazo en la mesa para poner en cintura a quien se le desmadre. Podríamos decir que Obama pasó a saludar y, subliminalmente, dar instrucciones. Lo de Felipe González es un puñetazo en la mesa.
Paradójicamente quien se salió del guión fue quien menos fuste parecía tener: Pedro Sánchez, ya dimitido y encarrilado. Ni A. Rivera ni P. Iglesias se escaparon del guión. Independientemente de mi valoración personal sobre P. Sánchez, su coherencia en el “No es No” ha confirmado, por un lado, mi teoría de que el bipartidismo establecido desde la transición, -hubo una sustitución en los primeros años de UCD por PP- respondía a unos intereses oligárquicos -con el aval del G8, UE, Bilderberg, etc.– que se han mantenido hasta hace poco y necesitaba ser sustituido. La confrontación de las oligarquías locales hispanas por el reparto del pastel de los dineros públicos -la privatización de servicios (pensiones, educación, sanidad, etc.) genera avaricia- y por las necesidades de algunas de tapar delitos de corrupción –nacionalismo catalán, socialismo andaluz y el propio PP off course, – y garantizar mercados -capitalismo de amiguetes-, junto a un desgaste de los dos partidos que personificaban dicho bipartidismo (PP y PSOE) ha hecho estallar aparentemente el bipartidismo y se ha iniciado una renovación del mismo auspiciada desde las citadas oligarquías.
Y, tan grave o más, la cruda realidad de que la nuestra es una democracia vigilada y pastoreada. Felipe González no me dio confianza ni cuando yo era joven. Sus actos siempre le delataron, su compromiso con las oligarquías mundiales fue temprano, desde el congreso en que obligó a renegar del marxismo al PSOE, hasta nuestra integración en la OTAN saltándose las condiciones que él mismo había establecido en el referéndum, junto con el desmantelamiento industrial de país y nuestra conversión en patio de recreo turístico de Europa. ¿Cómo iba a negarse a ser la espita que hiciera estallar al PSOE para facilitar el gobierno del PP?
Pero quedarse en eso es decir poco: la gestión de esta crisis permitirá arrastrarnos a una reforma de la LOREG que reconvierta este sistema bipartidista imperfecto en un sistema mayoritario puro, es decir un bipartidismo fuerte y sesgado a la derecha. ¡Al tiempo!
Cuando no son tiempos para la lírica y aun menos para la épica, hay que dar paso al humor. Nadie como los de “Charnego News” para prever, desde la sátira, lo que se nos venía encima: El IBEX35 ordena dinamitar el PSOE ante el riesgo de que se convoquen nuevas elecciones
Parece, pues, expedito el camino para que los neo-progres de Iglesias y Colau ocupen el espacio central de la izquierda; esta neo-izquierda des-ideologizada cargada de sus significantes vacíos -derecho a decidir, casta, los de abajo, nuevo frente a viejo, etc.- tan solo aspira a ser parte de este bipartidismo imperfecto diseñado en el “candado” del 78 y en el que se quieren instalar. Felipe González forzó al PSOE a abandonar el marxismo. Podemos y sus confluencias trazan sus estrategias y juegos de tronos desde el marketing y soportan sus cambiantes propuestas en el significante vacío (atrápalotodo) del postmarxista argentino Laclau y sucesores (pisarellos y errejones).
Haya o no terceras elecciones nos esperan malos tiempos para las clases trabajadoras: nuevos recortes en pensiones, en enseñanza, en sanidad….. en igualdad.
Vicente Serrano
Presidente de Alternativa Ciudadana Progresista.
(*) Autor del libro “El valor real del voto” – www.elvalorrealdelvoto.com
Publicado en Crónica Popular
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