El derecho a decidir, la lengua, la escuela y la culminación del liberalismo

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Hay una cierta confusión, interesada diría yo, entre el derecho a decidir y la democracia.

Está de moda reclamar tu derecho a elegir, elegir entre diferentes opciones, decidir entre diferentes soluciones o a votar a uno u otro candidato.

Es ese un concepto muy liberal o digamos neoliberal de la democracia reduciéndola tan solo al acto de elección individual. Para ese planteamiento tan liberal el estado tan solo ha de ser un mero ejecutor de los deseos de los ciudadanos cuál si fuera un repartidor de pedidos personalizados.

Desde una perspectiva situada más a la izquierda, el Estado no puede mantenerse al margen de las situaciones sociales económicas y políticas de la sociedad que “gestiona”, es decir la democracia es algo más que elegir o votar, la democracia ha de ser un medio para instaurar la justicia social.

El concepto «derecho a decidir sobre tu propio cuerpo» surge del feminismo cómo reivindicación de la igualdad de la mujer y el hombre y cómo reivindicación del derecho al aborto frente al conservadurismo de la sociedad machista.

En una sociedad de consumo como la nuestra el «derecho a decidir» como sintagma incompleto al que se le añade cualquier otro adjetivo o complemento y termina convertido en recurso publicitario y ya todos tenemos derecho a ser guapos, altos o ricos. La cuestión es que todo implica dinero sobre todo lo de ser rico.

Es evidente que la sociedad actual sufre un proceso de banalización de la política y que transformar una reivindicación militante como la igualdad entre hombres y mujeres en una mera reivindicación individualista es el peaje a pagar por una sociedad tan superficial.

Otro de los grandes peligros de la banalización del constructo “derecho a decidir” ha sido la adopción por el nacionalismo de ese concepto no ya como derecho individual si no como obligación colectiva. Del liberalismo al totalitarismo y tiro porque me toca.

El nacional-catalanismo instalado en el totalitarismo del “derecho a decidir” lleva más de 30 años practicando la mal llamada inmersión lingüística que se caracteriza por el uso exclusivo de la lengua catalana como vehicular de la enseñanza. Pero más allá del uso exclusivo de una lengua en la enseñanza está su uso como un instrumento de poder con  pretensión homogenizadora en torno a un proyecto totalitario. Hoy hablamos de adoctrinamiento o lo que siempre se ha llamado asimilación identitaria.

Frente al proyecto nacionalista en Cataluña hace años surgieron movimientos cívicos cómo la Asociación por la Tolerancia o Forum Babel. En ambos participé y son la génesis de la lucha frente al nacionalismo y ambos determinan dos maneras muy distintas de enfrentarse al mismo y en ambos siempre he tenido grandes amigos. Pero como lo cortés no quita lo valiente bueno es analizar los postulados de ambas entidades.

La Asociación por la Tolerancia sigue existiendo y es el germen de muchos de los grandes movimientos transversales que actualmente existen en Cataluña. Y eso no es baladí, es debido a qué en torno a Tolerancia se agrupa o mueve una sociedad de profesiones liberales y clases medias acomodadas cercanos ideológicamente a PP, Ciudadanos y/o PSC.

En ese entorno la defensa de la libre elección de lengua frente a la inmersión lingüística es la idea-fuerza más extendida. Y quién mejor la expresa es mi querida amiga Carmen leal en su artículo publicado el 14 de enero de 2013 en El Mundo.

No es mi pretensión en este artículo diseccionar o deconstruir la propuesta de Carmen dado que en el mismo hace interesantísimas aportaciones sobre el tema. Pero como ella señala el bilingüismo nativo es el ideal donde la competencia lingüística es total en ambas lenguas y en una sociedad como la catalana donde el bilingüismo prácticamente se puede vivir por la calle y por tanto instaurarlo en la enseñanza se podría hacer de forma sencilla. Sin embargo ella cae en cierto determinismo reduccionista al considerar utópico implantar un sistema bilingüe, en el sistema educativo catalán, dada la imposibilidad de que las clases obreras puedan alcanzar la competencia lingüística en ambas lenguas. Subyace aquí el derrotismo o la aceptación de la imposibilidad de solventar las diferencias sociales marcadas por el capitalismo.

El Foro Babel se constituye desde planteamientos situados en la izquierda, digamos que en entornos de lo que en aquel momento era el PSC e ICV/EUiA. Aunque Foro Babel ya no existe sus documentos o manifiestos son tan vigentes hoy como ayer. Y a mi modo de ver la asociación Alternativa Ciudadana Progresista, que yo presido, es indirecta heredera del Foro Babel.

Es evidente qué el tiempo de discriminación positiva para el catalán mediante la inmersión lingüística debe de tener un final. La profesora Mercè Vilarrubias qué escribió el interesantísimo libro “Sumar y no restar” editado por Montesinos hace un repaso exhaustivo a las posibles soluciones a aplicar en una sociedad bilingüe como la catalana.

Combinar las recomendaciones de la UNESCO sobre la primera enseñanza en lengua materna con la necesidad de superar el conflicto identitario que desangra a la sociedad catalana es una solución política que hemos de encontrar entre todos. Y para ello hemos entrar en el debate de cuál es la mejor opción para hacer de Cataluña una sociedad abierta y solidaria con el resto de España y con el mundo, a la par que inclusiva, y garantizando derechos de todos, no solo lingüísticos. Es decir avanzar en una sociedad más igualitaria, que no homogénea.

Es evidente que la creación de 3 líneas educativas como existe en el País Vasco una por cada lengua más una bilingüe es una opción legítima. Sin embargo no podemos ignorar o soslayar la realidad que en el País Vasco ha supuesto ese proyecto dónde la línea de castellano está denostada, degradada y socialmente marginada y repudiada, asociándose claramente a clase trabajadora y/o de bajo nivel cultural y económico.

Y eso es así porque desde el poder nacionalista así se ha promocionado. La realidad es que las clases sociales en el País Vasco están asociadas al uso de la lengua, al igual que en Cataluña. No olvidemos que este (doble línea) era el sistema que el pujolismo pretendía inicialmente instaurar en Cataluña, que sustituyeron encantados por las propuestas que desde el PSUC, ese partido de charnegos dirigido por catalanistas de pro qué cumplió tan bien el papel que el catalanismo transversal le asignó.

La sumersión lingüística o monolingüismo identitario; esa es la correcta manera de definir la mal llamada inmersión lingüística, ya que la autentica inmersión lingüística es un programa de bilingüismo que, entre otras condiciones implica voluntariedad, cosa que en Cataluña no existe; genera un serio agravio para los castellanohablantes, qué son los que sufren dicha sumersión y les condenan a unos peores resultados escolares. La coincidencia entre clase obrera y lengua castellana en Cataluña es total guste o no guste a los progres del nacional-secesionismo.

Es posible que sean viables tres líneas educativas pero el coste es elevado y no nos garantiza superar ni las diferencias de clase, ni las diferencias de pertenencia identitaria.

ACP ha defendido siempre una escuela bilingüe de una sola línea dónde la presencia de las dos lenguas oficiales de Cataluña sea similar. Es decir que las lenguas vehiculares estén en torno a un 50% de uso en las aulas con una cierta flexibilidad que garantice en todo caso siempre un 40% de cualquiera de ellas (eliminando del cómputo la lengua extranjera). Todo ello sin renunciar a que los primeros años de enseñanza lo reciba el niño en la lengua materna, pero sin obsesionarnos con el concepto lengua materna al igual que algunos se obsesionaron con el concepto de lengua propia. La casuística en sociedades tan complejas como la nuestra es múltiple y podemos encontrarnos familias donde el uso de dos lenguas es habitual, asimismo atender a todas las demandas para formación en lengua materna podría suponer una barbaridad para una sociedad dónde los costes hay que controlarlos. Los que reclaman elección lingüística en Cataluña deberían aceptar ese mismo derecho en toda España. Otra cosa es garantizar el aprendizaje de la lengua familiar de aquellos alumnos que tienen otra distinta a las dos oficiales.

Si los bilingües nativos son aquellos que mejor competencia lingüística tienen nuestro propósito debería de ser conseguir poliglotas nativos. Claro que para ello debemos plantearnos solventar las injusticias sociales en el reparto de la riqueza y no aceptar simplemente que el mundo está mal repartido.

Otro elemento para apostar por una escuela con una única línea bilingüe es superar en unas generaciones los fuertes sentimientos de pertenencia exclusivos en parte de la sociedad catalana. Crear líneas separadas de educación por lengua conduce a mantener bloques con sentimientos de pertenencia enfrentados.

En el debate en el que nos encontramos es necesario aclarar que no se defiende una lengua frente a otra, sino que se defiende la necesidad de caminar hacia una sociedad de iguales dónde las lenguas nunca supongan una discriminación para nadie, seas catalán, gallego, vasco, extremeño, andaluz o castellano, sino una riqueza cultural y cognitiva. El problema en Galicia con un sistema de 2 o tres líneas de enseñanza según lengua puede suponer el desprestigio para el gallego dado de qué es la lengua de las clases populares en Galicia. Es decir que no a la inmersión en gallego y no a la inmersión en castellano. El bilingüismo, el plurilingüismo, un requisito para la juventud actual en un mundo tan interconectado, es un posicionamiento a defender por las izquierdas, no hemos de poner el acento en el derecho de los padres sino en la realidad sociológica donde vivimos y en todo caso en el derecho de los hijos, una vez adultos, a elegir o a no elegir las lenguas en qué se comunica.

Isla de León, Cádiz. 08 de febrero de 2018

Vicente Serrano

Presidente de Alternativa Ciudadana Progresista y miembro del Foro de las Izquierdas No Nacionalistas.

Autor del libro “El valor real del voto”. Editorial El Viejo Topo. 2016

Publicado en Crónica Popular

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