21D. Ocasión perdida para romper el statu quo del nacional-catalanismo.

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Podríamos seguir polemizando sobre la crisis de Cataluña, el origen y las causas, las responsabilidades de unos y de otros, lo acertado o no del 155 y cómo se ha aplicado. Podríamos continuar debatiendo sobre las soluciones que se podrían haber implementado por unos y por otros antes de llegar a la situación actual. Pero también es necesario aprovechar este momento, aprovechar la ventana de oportunidad que la crisis generada por el órdago nacionalista nos ha brindado. Ha habido un despertar de la conciencia de ciudadanía en Cataluña, conciencia reprimida largos años por el monolitismo hegemónico del nacional-catalanismo. Nada era posible fuera del pensamiento políticamente correcto: el catalanismo entendido como una realidad homogénea.

Se vio hace tiempo que dicho cambio debería venir por la izquierda, pero tales expectativas se frustraron bien porque lo nuevo se derechizó (Ciudadanos) y las izquierdas oficiales, clásicas (PSC/PSOE) o de nuevo cuño (Podemos/Comuns), persistieron en el error de mantenerse en el redil, marcando ligeramente las distancias pero sin contradecir la máxima, respetando la hegemonía del nacionalismo.

Para unas nuevas elecciones autonómicas el 21 de diciembre puede no ser el momento idóneo, por aquello de las prisas, pero es el momento histórico. Y la historia ya se sabe que es un tren que, una vez pasa, no repite estación.

Las manifestaciones del 8 y 29 de octubre, contrarias a la independencia y favorables a la unidad fraterna entre españoles, han sacado a la luz pública a una Cataluña ignorada y olvidada por el nacionalismo, pero no solo por éste; los partidos de ámbito estatal no han parecido preocuparse mucho (¡nada!) de esa Cataluña en los últimos años. A cambio de pactos puntuales, han usado los derechos de los catalanes como moneda de cambio para sus intereses partidistas. La educación y la sanidad en Cataluña son y han sido rehenes, junto a los medios de comunicación públicos, del proyecto de asimilación identitaria nacional-catalanista. Bien en forma de Pujolisme o bien en forma de Procés.

Los partidos estatales, no solo PP y PSOE, también Podemos y sus confluencias, hablan siempre de negociar con los nacionalistas. Pensarán que ellos nos representan, pero la realidad no es ésa, dado el mercadeo que con nuestros derechos han hecho.

Hay quienes se quedan con una lectura superficial y/o interesada afirmando que todos los manifestantes de esos dos días son del PP o Ciudadanos. La realidad es que, dichos partidos han pretendido copar mediáticamente ambos actos. Pero dentro de los que han tomado la palabra en los actos finales destacan dos inequívocos representantes de la izquierda: Carlos Jiménez Villarejo, el día 8, y Paco Frutos, el 29. Ambos han salido a la palestra dando voz a la Izquierda No Nacionalista.

El Foro de las Izquierdas No Nacionalistas pretende agrupar a todos aquellos que piensan que la izquierda no puede continuar haciendo el juego al nacionalismo, que esto no puede seguir así. Que es hora de romper lazos con proyectos tan insolidarios. Que la sociedad catalana tiene otras prioridades que no son ni la independencia ni un referéndum, pactado o no, para la misma. Que salir de la crisis, crear empleo, redistribuir la riqueza, poner la economía al servicio del bien común, son prioritarias en Cataluña y en toda España y eso solo es posible desde un proyecto común, donde la identidad principal es la ciudadanía fraternal.

Es tiempo de romper el actual statu quo en Cataluña. Nosotros no queremos volver a la situación de partida. Es posible que al PP y al PSOE/PSC les interese una vuelta al bipartidismo imperfecto que les asegura el cambalache con los nacionalistas para gobernar España cediendo el gobierno de Cataluña a los nacionalistas. No es nuestro caso. Sabemos que el nacionalismo, pese a las apariencias mediáticas, es sociológicamente minoritario en Cataluña y que, merced a una ley electoral muy tramposa (la LOREG la misma que se utiliza en las Generales en España y que beneficia el bipartidismo), permite al nacional-catalanismo que con tan solo un tercio de votos del censo se pueden hacer con la mayoría del Parlament. El 21 de diciembre parece que el independentismo estará en caída, pero nos preocupa que cierta izquierda ambigua (En Comú-Podem) les sirva de muleta y les perpetúe en el poder en contra de los intereses de la mayoría de los catalanes.

Es tiempo de decir basta, es tiempo de presentar una alternativa de izquierdas no hipotecada al nacionalismo. Que diga alto y claro que no queremos más referéndums que no sean para aprobar propuestas en positivo (como una posible reforma progresista de la Constitución), que no hay “derecho a decidir” en abstracto. Que lo que hay es democracia y que en ella queremos profundizar y luchar por una Cataluña más justa y más solidaria.

Hay muchas gentes de izquierda que en las autonómicas de septiembre de 2015 votaron a Ciudadanos para decir no al nacionalismo y que en las generales de diciembre de ese mismo año y en las de junio de 2016 apoyaron a En Comú-Podem para revindicar un giro social. Ver mi análisis sobre Nou Barris.

Existía la posibilidad de crear una alternativa donde personas como Carlos Jiménez Villarejo y Paco Frutos fueran cabeza visible de una renovación de la izquierda que no tiene miedo de hablar de cambio social en Cataluña y en España. Y además existía la posibilidad de tener representación. Hoy esa posibilidad se ha frustrado. No hemos sido capaces de levantar una candidatura alternativa de Izquierdas y No Nacionalista. El proyecto de romper la hegemonía política del nacionalismo, precisaba de esa candidatura, imprescindible para recoger los miles de votos desencantados de la izquierda oficial. Hoy ha vuelto a estrellarse por la falta de valentía y la estrechez de miras del los partidos que debían acometer ese proyecto.

De nuevo el concepto de “voto útil” (realmente inútil), ese que implica renuncias para votar con la nariz tapada al menos malo, frustra la posibilidad de usar el voto real –útil (válido) sin entrecomillar- para incidir en la sociedad. El 21 de diciembre quien tendrá en sus manos la gobernabilidad de Cataluña será una izquierda desnortada y con la mayoría de sus diputados electos nacionalistas declarados. La única opción era construir una lista que recuperase para una autentica izquierda internacionalista –no hay otra- y con un proyecto para España, los votos de las gentes de izquierda que son contrarios al soberanismo y que hoy no tienen a quien entregárselo.

Una oportunidad perdida que habrá que volver a repensar una vez pasado el 21D.

Vicente Serrano
Presidente de Alternativa Ciudadana Progresista
y miembro del Foro de las Izquierdas No Nacionalistas.

Autor del ensayo “EL VALOR rEAL DEL VOTO” Editado por El Viejo Topo. 2016

Nou Barris. Barcelona. 08 de noviembre de 2017

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