Sabido es que el capitalismo desde siempre ha conseguido, a corto y medio plazo, integrar las corrientes criticas que surgen por la grietas del sistema. El movimiento Hippy, el Rock y otros se convirtieron en mercancía o servicios, generando grandes beneficios, aun actualmente.
Los partidos de “izquierda” y los sindicatos “de clase”, podemos decir que ya son parte del sistema y sus propuestas reformistas son tímidas y nunca se salen del guión neoliberal.
La función del nacionalismo, dentro de la actual deriva de globalización neoliberal, es, aunque la apariencia que quiera dar sea otra, la de contribuir a la esquilmación de las clases trabajadoras. Los recortes que ha realizado el gobierno de la “Generalitat” de Cataluña afectan a los más humildes: pensionistas, estudiantes, funcionarios y trabajadores en general. Las partidas que dan soporte a su ideología, aquellas que mantienen su mercado de votos, las que permiten “construir una nación”, aquellas sin las cuales su existencia no tendría sentido, esas, esas no se tocan.
Sabido es que el nacionalismo tiende a “ocupar” todo el espectro ideológico-político de la sociedad que reivindica como propia. Hasta ahora esa práctica de embebimiento (ocupación o entrismo) el nacionalismo catalán lo ha hecho magistralmente. Han creado un bloque hegemónico (Partido Único Catalán: CiU, PSC, ERC, ICV, CCOO, UGT) que se reparte la Generalitat cíclicamente; contando con la existencia de un “alter ego” necesario (PP y C’s), para la justificación del “ego”. Un “otro” controlable con el que puede hablar castellano en la intimidad.
La aparición de los Indignados, el pasado año, les cogió a traspiés y su reacción miedosa les llevo a sacar sus “más bajos instintos”, en forma de porras y pelotas de goma, a la calle. Los indignados hablaban mucho en español y además no reclamaron el sacrosanto derecho a la autodeterminación. Y tampoco lucían banderas catalanas suficientes en sus manifestaciones. Se supone que les despisto mucho que todo empezara en Madrid. La acusación de españolistas salio de la boca de prebostes del nacionalismo como Felip Puig y Carod Rovira.
El nacionalismo lo ocupa todo, es el gobierno y es la oposición. Es un enjambre de abejas con los roles repartidos. Tienen hasta la oposición de la oposición. En el mundo “alternativo de izquierdas” están sus propios cachorros, a imagen y semejanza de los “batasunos” pero con la idiosincrasia propia (CUPs, IAC (CATAC, CAU, CATAC-CTS, FSEF, FTC, USTEC•STEs), AVALOTS, etc.), también los “radicales de izquierda” no declarados como nacionalistas pero deudores de una extraña manera de poner la nación por delante de la clase (Revolta Global-Esquerra anticapitalista, Desdebaix, CO-BAS, etc.).
Este año se supone que ha habido más análisis y comunicación en el enjambre por lo que se ha permitido la acampada e incluso les ha felicitado mister Puig afectuosamente por su comportamiento. Un paso más en el “fet diferencial catalá”. Mientras aquí se les permite el hermanastro (PP) en Madrid lo prohíbe.
“Mucha imaginación tienes chaval” se me podría decir. Recibo un email invitandome a ver el documental “El despertar de les places” de 50 minutos. Resumen: 30 segundos exactos para poner unas imágenes sobre la primavera árabe de 2011 y saltar a la plaza de Cataluña de Barcelona. El documental cuenta con varios protagonistas reunidos en torno a una merienda de “pa amb tomàquet”. Todos menos uno, Marcos, hablan en catalán y en principio no habría nada que objetar, ya que cada uno habla el idioma que le da la gana. Pero el problema es que cuando se va desarrollando el documental, parece que los protagonistas eran todos, excepto Marcos y poco más, “catalans amb un accent molt tancat”. Tal parece que lo de los indignados es algo que solo sucede en Cataluña. Las pocas intervenciones de asamblea son mayoritariamente en catalán. Y lo más sorprendente es que los protagonistas parece que posaban para la posteridad en esos días y eran la espina dorsal de toda la explicación de los hechos. No hay un solo debate con más de una intervención seguida; no refleja los debates que se realizaron. Inevitablemente para los productores los momentos álgidos donde hay porras o exaltación los gritos son mayoritariamente en castellano. Dice mi hija (bilingüe ella) que cuando uno se enfada le sale sin querer su primer idioma.
Estuve un par de veces durante los primeros días de la acampada del pasado año por la plaza y el debate era en castellano y en catalán, con preeminencia del primero. Volví ayer (14/5/12) y estuve en la asamblea de la comisión laboral, con un debate mayoritariamente en castellano. Visite la asamblea-debate sobre la banca con dos ponentes, uno castellano (bilingüe, también uso el catalán) y otro exclusivamente en catalán, las intervenciones en las dos lenguas.
Volviendo al documental. Su desarrollo es aséptico respecto a declaraciones sobre nacionalismo, hay más la intención de generar una imagen irreal del movimiento de los indignados, lo mismo que hace TV3 en sus emisiones, sean series o noticias respecto a la sociedad catalana. Marcos, al igual que algún personaje andaluz en las series tevetreras, cumple, inconscientemente, el papel de ese “alter ego” adocenado y complementario. Mi máximo respeto para Marcos que sufrió un injusto despido y que, por suerte, ha vuelto al trabajo.
Tan solo hay un momento, deseo no contenido del realizador, en el que hace un entrevistado una valoración del movimiento 15M en Cataluña, explicando la importancia de la experiencia acumulado en la organización de los referéndums independentistas.
De Puerta del Sol nada, de Sevilla nada, de Valencia nada, ….. Está explicado como un fenómeno puramente catalán y falsamente catalanista.
Dice un amigo militante del movimiento que el nacionalismo intenta hacerlo suyo y que no les dejan.
Me temo que tienen experiencia, medios y paciencia.
Barcelona, martes, 15 de mayo de 2012
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